Blog personal anti-stress...


lunes, marzo 10, 2008

Normas estúpidas

Ayer fue día de elecciones generales. Como casi todo el mundo, y eso que últimamente he perdido la fe en los políticos de este país, acudí a votar al colegio electoral asignado, que es el mismo en el que llevo votando ya por lo menos 8 años.

La entrada del colegio es de una puerta doble, tras la que hay una escalera, de un par de metros de anchura. La mitad de esa escalera tenía una rampa, colocada para el evento, de un metro de anchura en el lado izquierdo, lo que dejaba poco espacio para que la gente subiera y bajara por el metro de escalera. Teniendo en cuenta que eran las 13.00 horas, que es cuando la mayoría de la gente vota, cuesta poco imaginar la gente que había agolpada.

Bueno, pues en esto una señora de unos 80 años, decide subir por la rampa. La rampa tenía el suelo de goma negra, con redondeles en relieve, para evitar resbalones. Pero claro, la rampa era bastante empinada, entre unos 30 y 45 grados de inclinación. Cualquier persona con DOS DEDOS DE FRENTE se da cuenta al ver la rampa que no sirve ni para MINUSVALIDOS ni para PADRES CON CARRITOS. Pero claro, hay que cumplir la ley. ¿Quieren rampa? Pues hala, rampa. A lo que estoy, que me pierdo. La señora (que no le quito parte de culpa), pierde el equilibrio, se vence hacia atrás, y cae como un pelele, desde una altura de por lo menos un metro, hacia atrás. La ostia que se metió en la cabeza, que se quedó a 50 centímetros de mi pie, fue tremenda. ¡CLOC!, con toda la perola. No se me va a olividar nunca.

Y digo yo. ¿Quién es el gilipollas que dio el visto bueno a esa rampa? Porque vamos, hay sitios en que no se puede poner una rampa y punto, y el que traiga silla o carrito, que venga con alguien que le ayude, porque lo de romper las barreras arquitectónicas puede conllevar el que se rompa más de un cráneo. No se si la señora lo ha contado o no, pero si no la diñó, se ha quedado tonta hasta que la diñe. Eso si, somos guays porque tenemos leyes guays.

Así nos va, de puto culo.